Sala 6. Paisaje y territorio


Las nociones del territorio como corolario de una identidad, así como de la cosmogonía indígena como mitología fundacional, han estado concebidas en función de un pasado glorioso y no como realidades vigentes. Su enaltecimiento como fuerzas cohesivas de un proyecto nacional que las abraza irrefl­exivamente, ha contribuido de manera directa a la desaparición de lenguas originarias, a la sordera ante los llamados de comunidades para detener la explotación de sus territorios, y a la impunidad de las fuerzas de seguridad y los grupos políticos en los territorios azotados por la violencia.

Si en sus orígenes el paisaje sirvió como representación de un entorno ajeno a la infl­uencia humana, no es posible ya dejar de entenderlo como un territorio enfrascado no sólo en el devenir geológico sino histórico, sujeto a decisiones políticas y económicas, siendo repositorio de significados simbólicos y culturales.

Representar un paisaje y los elementos que lo conforman, implica representar un territorio, poner en acción un proceso de documentación de signos que depositan en él las transformaciones sociales y culturales, al tiempo de explorar sus riquezas naturales. Asimismo, en tanto evidencia geológica y arqueológica, el territorio permite el hallazgo de materiales cuyo valor simbólico y de uso se remonta milenios atrás, confrontando las diferentes maneras en que las circunstancias les otorgan significado.

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