Período 3 | Siglo XXI |
Período 4 | Siglo XXI |
Año | 2005 |
Técnica | Plata gelatina |
No. registro | 2012.C.0060-104 |
Período | Siglo XXI |
Medidas |
50.8 x 61 cm |
Investigador |
Desde los inicios de su carrera en la década de 1970, Graciela Iturbide ha retratado diversas regiones de Oaxaca. Desde sus personas hasta sus espacios, pasando por los elementos o acontecimientos menos comunes de su territorio o que suceden desapercibidos, pero cuyas presencias constituyen partes fundamentales de las narrativas de esta región. Con la confianza puesta en el azar y la sorpresa, Iturbide ha encontrado en los objetos más ordinarios vestigios de historias singulares o colectivas, que enuncian fragmentos de una realidad que, quizá, no es visible a simple vista.
Esta piedra, que podría ser cualquiera, se distingue por las cuerdas que la amarran y las hojas que yacen superpuestas. En la región mixteca de Oaxaca, el culto a los bultos sagrados ha sido un ritual tradicional que se conserva desde épocas precolombinas. En los códices mixtecos, aunque poco estudiados, existen registros de manifestaciones religiosas asociadas a las piedras —no solo preciosas— que eran atadas y dispuestas con cuerdas o telas para rendir tributo a los gobernantes o para celebrar las fiestas periódicas de la comunidad.
Si bien es probable que la toma de Iturbide no haya atendido a esta relación específica, la extrañeza del objeto encontrado permite establecer relaciones de sentido inesperadas con respecto a una locación e imaginario en particular. Lo que encuentra Iturbide en lo ordinario y la forma poética en la que lo transforma su lente, son los testimonios de las vidas y realidades de un lugar.